Seguidores

viernes, 9 de noviembre de 2018

MIEDO

Ohhh my God cómo pasa el tiempo,

más de un año ha pasado desde la última vez que estuve por aquí, el blog me lo he encontrao oxidado, lleno de telarañas y aburrido como el que más.

Qué añoranza de aquellos tiempos en los que escribía a diario, en los que se me acumulaban los comentarios y me agobiaba no poder contestarlos a tiempo. He pasado momentos fantásticos en este rinconcito o parcela de mi vida. lo que he podido llegar a reírme con lo que leía y lo que escribía. He conocido a gente fantástica, virtual y realmente, todo eso no tiene precio y me ha hecho sentirme muy afortunada.

Es curioso, cómo cuando necesitamos sentirnos bien volvemos a aquellos lugares en los que estábamos en paz y relajados (ya sea físicamente o través del recuerdo) Es como regresar a casa, al refugio. Y hoy es uno de esos días en los que ansío volver a casa y eso que ya estoy en ella.

Estoy de "bajón y aterrorizada"... la enfermedad del Cáncer cuando entra en tu vida, tiene un propósito: ser Atila y arrasar por donde pasa y pisa. Hasta ahora está (o estaba) todo bajo control (si podemos llamar bajo control tener los huesos hechos polvo, ser menopáusica con apenas 40 años, el colesterol por las nubes, dolores que van y vienen como el Guadiana, alteraciones en el ánimo, debilidad intermitente...) pero desde hace dos analíticas (obligada a hacérmelas cada dos meses hasta Octubre del 2.019-durante 3 años en total...imaginad mis pobres venas-) un estúpido Marcador Tumoral está saliendo algo elevado. Espero que nunca tengáis que saber qué supone eso para un paciente de cáncer. La oncóloga me ha pedido repetir la analítica en un mes y si sigue elevado comenzaremos un torbellino de pruebas, algunas dolorosas y otras no tanto, pero todas, según ella, necesarias para descartar cosas. Cuando oyes eso, solo entiendes que si hay que descartar es porque puede haber algo. Y te imaginas al bicho cabrón andando a sus anchas por tu cuerpo, buscando un lugar en el que aposentarse y joderte al máximo (disculpad, pero lo odio y me sale la rabia)

Y sumemos que todo esto que te pasa por la cabeza, no puedes hablarlo con tu familia ni con tu pareja porque ellos están pensando lo mismo y sufriendo casi tanto o más que tú. Y una de nuevo se disfraza de Gandhi y saca la bandera del aquí no pasa nada, no va a pasar nada....pero por dentro, se libra otra batalla, y mis pensamientos positivos se pelean con aquellos que me dicen que igual tenemos que volver a empezar aquel infierno de hace 2 años, me irrito porque pienso que me queda mucho por hacer y vivir (siempre hay mucho por vivir), sin embargo no hago más que decirme que estos dos años han sido maravillosos dentro de todo y un regalo, una oportunidad y ésto último me hace sentir casi derrotada como tirando la toalla. Y me niego, yo no soy así, nunca he sido así.

El otro día mientras conducía, me topé de casualidad con mi ex y su familia que iban en el coche. Los seguí estilo película de Hollywood (afortunadamente he cambiado de coche y con mis pelos a lo afro ya es imposible reconocerme). Me recreé en su mujer (con la que me engañó mientras aún estábamos casados) y en su hijo que iban sentados en los asientos traseros. Todo el tiempo fui pensando que esa debería haber sido mi vida, que todos ellos me habían robado algo, pero no tardé en darme cuenta de que la vida nunca es como uno planea, que quizá todo lo que pasó tenía que pasar, que no me han quitado nada que yo no debiera soltar, que igual a mi manera he sido infinitamente más feliz con todo mi recorrido, en el que he conocido a una persona fantástica, que no perfecta al igual que yo, que me ha enseñado a vivir estos últimos 4 años, mas y mejor que en toda mi vida. Y he sabido lo que es que te quieran bien y de verdad.

En fin, que ya me he desahogado que es a lo que yo venia, a hablar de mis miserias. Voy a cruzar dedos, para que ese marcador se me tranquilice y todo fuera un rebote o cabreo por culpa de los vinos (quizá le guste más el Ribera que el Rioja :) Y superado este trance poder escribir de mis últimos viajes llenos de anécdotas, de esas que me acompañarán toda mi vida y que me hacen repetir una y otra vez que: TO ME PASA A MI!