Seguidores

lunes, 12 de octubre de 2015

La Ultima Carta

No te imaginas la de cosas que han pasado en todo este tiempo, algunas de las que se veían venir, como que mis padres no tienen arreglo y sin embargo ahí siguen el uno con el otro, el uno contra el otro y como siempre yo en medio de los dos, sin saber qué hacer y a estas alturas sin fuerzas ya para hacer nada.

He trabajado en muy diversas cosas, pero no he vuelto a hacer lo que más me gustaba, recuerdas?, ser la seño de los peques en una guardería. Ahora por fin he encontrado cierta estabilidad haciendo algo que no me desagrada...a decir verdad, en el fondo lo que me gusta, y mucho es trabajar, sea en lo que sea, el contacto con la gente, los compañeros...creo que me hace olvidar las cosas malas, concentrarme en cosas diferentes a lo de siempre.

Conocí a alguien que pensé me daría la estabilidad y la oportunidad de ser feliz y, te lo puedes creer? lo dejé todo y me fui a muchos kilometros de aquí para empezar de nuevo, para encontrar algo de lo que perdí...pero no salió bien. No era como yo pensaba, es más, era totalmente diferente a lo que pensé. Fue muy duro, darme cuenta de mi fracaso, volver con el corazón nuevamente hecho pedazos y una incertidumbre total sobre mi futuro. Sin embargo en todo este tiempo he aprendido algo que espero no olvidar jamás, de cada experiencia por mala que parezca hay que sacar algo bueno, y en este caso lo verdaderamente bueno fue demostrarme a mi misma que soy más fuerte de lo que pensaba y que no tomar decisiones por miedo a equivocarnos es el peor error que existe. Ahora le estoy dando otra oportunidad al amor, pero no está siendo fácil luchar contra mis fantasmas ni cargar con la mochila del pasado.

He tenido algún que otro contratiempo de salud, pero nada grave afortunadamente, cada día doy gracias por ello, y cada día disfruto más con la oportunidad de vivir más y más cosas. No he sido madre, ni se si lo seré algún día... suelo pensar que hubo un tiempo y unas circunstancias para ello y que ya pasaron por suerte o por desgracia.

Poco más te puedo y quiero contar, yo he sabido algo de ti, que te has casado, que esperas un hijo y que aparentemente eres feliz. Si te digo que me alegro mentiría y si te digo que me duele, también, únicamente me consuela pensar que lo nuestro terminó por todo eso que tienes ahora y que al parecer te mereció la pena hacer un daño creo innecesario y acabar tan mal como se acabó. Te aseguro que no te guardo rencor por todo aquello, ya no, y prometo que no te echo de menos, ni siquiera echo de menos lo que tuvimos...me echo de menos a mi, a la persona que yo era cuando estaba contigo. Esa chica confiada, entregada, que creía ciegamente en el amor en el de para toda la vida, aquella, ya mujer, ilusionada por formar su familia y dispuesta a dar todo por la misma. La echo de menos a veces tanto que duele, no se si algún día volverá, no se si murió o simplemente se quedó alli, pero eso sí, no puedo evitar culparte por perderla. Como no puedo evitar tener un corazón semi-acorazado, para no perder lo poco que quizá aún quede de aquella chica.