Se juntan en un sábado noche a cuatro mujeres de más de 30 años, todas ellas despechadas o recién salidas de una relación tormentosa, añada a esa mezcla un par de cervezas aderezadas con sus consiguientes tapas y todo ello en un entorno jovial y distendido, escasos minutos más tarde el resultado sin horno ni maceración ni nada es el equivalente a un gallinero (un día cualquiera en Sálvame) en el que es imposible escuchar y entender nada, salvo lo que una misma dice intentando contar su experiencia, su mala y terrible experiencia...que al fin y al cabo cuando por fin se logra poner orden (desordenado) en las conversaciones, sirve para descubrir que ni tu experiencia es tan mala como pensabas, que ni eres la única que sintió cómo se derrumbaba el suelo bajo sus pies, que todas hemos sufrido de mal de amores (algunas con uno no tenemos suficiente visto lo visto) Y ese es el momento justo en el que todas esas historias e intimidades que se comparten y entremezclan se empiezan aliñar con cucharaditas de humor, con pizcas de comentarios irónicos y sarcásticos (que tan buen sabor dejan en el paladar cuando se usan en el instante oportuno) y de la pena o rabia pasamos todas a la risa y el buen humor, a esa facilidad para ser consecuentes con nuestra nueva situación, a sorprendernos con la capacidad de superación y resurgir (algunas quedaron con hijos, sin nada, con mucho amor aún por dar y sin ninguna explicación recibida, o al menos ninguna creíble)
Es así como una noche de sábado entre amigas pasa a convertirse en la mejor medicina, al equivalente a unas cuantas sesiones de psicoterapia, un machaque de gimnasio o el penoso maratón de pelis románticas pa hartarte de llorar.
Las mujeres quizá seamos complicadas, contradictorias, malpensadas, curiosas, preguntonas pero a la vez somos maravillosas, somos fuertes somos un Ave Fénix desde que nacemos hasta que morimos, nos deshacemos para volver a armarnos una y otra vez. Dos amigas unidas por el dolor, por la experiencia, por saberse en la piel de la otra, son algo más que amigas, son en determinados momentos del "camino" el pilar que faltaba para que tu vida dejara de tambalearse.
Que conste que con esto no pretendo decir que los hombres no sean así...lo que sucede es que no tengo datos suficientes que me lo corroboren y además hablo desde mi perspectiva de mujer de mas de 35 (arggg), heterosexual y un pelín hasta el moño de un, dos o tres especímenes del género masculino...pero sin acritud, eh??!! Jejejeje